El 9 de diciembre de 1968 en San Francisco, California, se presentaba públicamente el primer modelo de mouse (o ratón). El diseño del dispositivo fue realizado en el Stanford Research Institute por Douglas Engelbart y Bill English, y posteriormente mejorado por la compañía Xerox, en su laboratorio de Palo Alto. La inclusión de este elemento significó un punto de inflexión en la informática: a partir de ese momento dejó de ser necesario tener conocimientos de programación para manejar una computadora. El uso del mouse, sumado a la utilización de interfaces gráficas, acercaba la computación al público en general.
La primera maqueta del mouse fue patentada como “X-Y Position Indicator for a Display System”. Consistía en una especie de ladrillo de madera que encajaba perfectamente bien en la mano, con dos ruedas metálicas: una para controlar el desplazamiento vertical del cursor y otra para el horizontal. Durante la presentación pública del mouse, Engelbart también exhibió una interfaz gráfica que utilizaba el sistema de ventanas y un mecanismo para navegar por Internet, adelantándose varios años al desarrollo de la informática.
A pesar de su aspecto arcaico, el funcionamiento básico sigue siendo igual hoy en día. Además de las dos ruedas metálicas que, al desplazarse por la superficie, movían dos ejes, contaba con un botón rojo en su parte superior. Por primera vez se lograba un intermediario directo entre una persona y la computadora, algo que, a diferencia del teclado, cualquiera podía aprender a manejar sin apenas conocimientos previos. En esa época, además, la informática todavía estaba en una etapa primitiva: ejecutar un simple cálculo necesitaba de instrucciones escritas en un lenguaje de programación.
En la presentación del primer modelo de mouse, que tuvo una duración de una hora y media, se llevó a cabo una presentación multimedia de un sistema informático interconectado en red, llamado NLS (oNLine System), y también por primera vez se daba a conocer un entorno gráfico con el sistema de ventanas que luego adoptarían la casi totalidad de los sistemas operativos modernos. En ese momento, además, se exhibió hipermedia, un mecanismo para navegar por Internet, los editores de texto digitales y las videoconferencias.
Engelbart realmente se adelantó varias décadas a un futuro posible, ya que desde 1951 había empezado a desarrollar las posibilidades de conectar computadoras en redes, cuando apenas existían varias docenas y bastante primitivas, entre otras ideas como el propio correo electrónico, del que sería su primer usuario. Pensó que la informática podía usarse para mucho más que cálculos matemáticos, y el mouse formaba parte de ese ambicioso proyecto que pretendía aumentar la inteligencia colectiva.
Y pese a las esperanzas iniciales de Engelbart de que ésta fuera la punta del iceberg para el desarrollo de distintos componentes informáticos similares, una década después era algo único y revolucionario, que todavía no había cobrado popularidad. El genio de Engelbart tampoco logró una gran fortuna: la patente adjudicaba todos los derechos a la Universidad de Stanford y él apenas recibió un cheque por unos 10.000 dólares.