Acerca de

[ Diego Chiacchio ]

Cofundador de Retrocomputacion.com, la mayor comunidad de habla hispana de coleccionistas y usuarios de microcomputadoras.

Coleccionista de computadoras antiguas desde 1999.

Creador y administrador del sitio web Home Computer (este sitio) dedicado a las computadoras hogareñas y consolas clásicas de videojuegos.

Creador y administrador de la comunidad Home Computer en Facebook, un lugar donde compartimos la pasión por las computadoras hogareñas y las consolas clásicas de videojuegos, su historia y su presente.

Integrante del staff y colaborador de Espacio TEC, el museo interactivo de informática más importante de Argentina, ubicado en la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires.

Parte de mi colección de Commodore 64

1985: un comienzo en blanco y negro

La primer computadora que vi y usé en mi vida fue una Czerweny CZ 1500, un clon argentino de la Timex Sinclair 1500, propiedad de mi primo Christian. La CZ 1500 es una computadora con apenas 16 Kb de memoria RAM, teclas de goma y no tiene color ni sonido. Pero en ese momento, para mi, era una auténtica maravilla. El flechazo fue instantáneo, y me llevó a leer el manual y dar mis primeros pasos en la programación BASIC. Con la computadora conectada a una TV de tubo a través del cable de antena, fueron horas y horas de aprendizaje y descubrimiento. La aventura de la informática hogareña había comenzado.

1986: Curso de BASIC y K64

Luego de la experiencia con la CZ 1500, en marzo de 1986 me inscribí en mi primer curso de BASIC. El aula de estudio estaba equipada con una decena de Texas Instruments TI-99/4A, una computadora que significó una mejora en cuanto a las prestaciones que la máquina podía ofrecer con respecto a la CZ: un teclado robusto (de los mejores que he visto), 16 colores, sonido y BASIC extendido. En ese curso aprendí a realizar programas más complejos y a utilizar el lenguaje casi en su totalidad. Pero lo que realmente quería era tener una computadora en casa.

El N°14 de la revista «K64, computación para todos», de julio de 1986, fue la primera revista de informática que compré. De publicación mensual, la K64 tenía artículos de utilidad y listados con programas para las plataformas que estaban en el mercado informático argentino en ese momento: Atari, Commodore, Sinclair, MSX y Texas Instruments. Y en ese número, casi sin querer, me encontré con dos artículos de las que serían mis primeras computadoras: la Commodore 16 y la Commodore 128.

1987/1991: Los años dorados

Para 1987 las Texas Instruments habían dejado de fabricarse, mientras que Atari y MSX hacía muy poco tiempo que habían llegado al país. A la hora de elegir mi primera computadora, la elección pasaba únicamente por dos plataformas: Sinclair y Commodore, representadas en Argentina por Czerweny y Drean respectivamente, quienes habían obtenido las licencias para ensamblar localmente varios modelos de computadoras y periféricos. Con la Drean Commodore 64 fuera del alcance del bolsillo, opté por una Drean Commodore 16, un equipo modesto y económico pero con un BASIC potente.

Al poco tiempo de adquirir la C16 pude conseguir un datassette Commodore 1531 y así empezar a grabar los programas que hacía. Si bien la C16 posee gráficos en alta resolución, al pasar al modo gráfico sólo quedan disponibles 2 Kb de memoria RAM, de los 12 Kb libres que tiene en principio para programar. Aún tengo presente los primeros juegos que programé en modo texto utilizando un sinfín de sentencias IF, THEN, ELSE porque la C16 no tiene manejo de Sprites, como es el caso de la C64. Esos juegos, grabados en cassette, deben estar perdidos en alguna caja…

En 1990 vendí mi C16 y compré en Buenos Aires una Commodore 128 usada, con diskettera 1571. La C128 era la máquina que siempre había querido tener, así que para mi fue un sueño hecho realidad. Las posibilidades se volvieron casi infinitas. Compatibilidad de 99% con Commodore 64, acceso veloz a disco, miles de aplicaciones y juegos, CP/M 3.0 y mucho más. Fueron años intensos y maravillosos, el auge de la computación hogareña era total. Disfruté muchísimo con la C128, y también tuve la suerte de conocer y usar otras computadoras de amigos y compañeros de escuela, como la Talent MSX DPC-200, la CZ Spectrum, la Commodore 128D o la ya mencionada C64.

1992/1998: Mundo PC compatible y la magia de Internet

En 1992 estaba dando clases de GW-BASIC en un instituto de informática y vivía rodeado de PCs compatibles. A pesar de que eran equipos toscos, la arquitectura del hardware y sus posibilidades de expansión me atraparon de modo tal que vendí mi C128 completa y compré una PC-XT. Aunque en el momento me pareció un gran negocio, casi una década después me arrepentí totalmente de esa decisión. Sin embargo, al año siguiente cambié esa fea PC-XT por una 386sx con monitor color, CD-ROM y placa de sonido Sound Blaster. Y ahí sí, me di cuenta que el mundo PC había llegado para quedarse.

Entonces, un universo nuevo apareció: planillas de cálculo, administradores de archivos, procesadores de texto, bases de datos, shareware, juegos DOS, MS-DOS 6, Windows 3.1, Norton Commander, Quattro Pro, Excel, Word y así hasta el infinito. La gran mayoría del software de PC de esa época aún lo conservo en diskettes y en discos rígidos de 40 o 120 Mb. Pronto, la loca manía de acumular software de PC en distintos formatos se vio eclipsada por un fenómeno mundial…

En 1997 y 1998 viví el comienzo de Internet en mi región (Patagonia). Ya con Windows 95 en el mercado, un módem y una línea telefónica era todo lo que necesitaba para ser feliz. La magia de la World Wide Web me dejó sin palabras: Netscape se convirtió en mi navegador favorito, mientras creaba mis primeras cuentas de correo electrónico, empezaba la aventura del chat por MSN y aprendía a programar en HTML.

1999/2005: Coleccionismo y software libre

Una tarde cualquiera de un día cualquiera de 1999 pasé por una tienda de reparación de equipos electrónicos en Trelew, Chubut (Argentina). Sobre una estantería vi «tiradas» varias computadoras: una Drean C16, una SVI-728 MSX, algunas Drean C64-C y C64 comunes. Hacía tiempo que la era de los 8 bits había terminado, y sabía que esos equipos tenían como destino final el basurero. Luego de un trueque por un disco rígido de 200 Mb, me quedé con el lote completo. Algunas de esas máquinas funcionaban y otras no, pero verlas ahí en ese estado no sólo despertó en mí la nostalgia, sino también el espíritu de conservación: estaba decidido a rescatar ese pasado informático.

Con el tiempo se fueron agregando más computadoras a la colección, llegaron donaciones, intercambios y comencé a documentar y conservar todo lo que podía: hardware, software, revistas y libros. Las máquinas que recibía las limpiaba, restauraba y reparaba. Y si no podía, buscaba a alguien que supiera cómo hacerlo. La idea era conservar los equipos en el mejor estado posible, con su configuración original y funcionando. La PC se fue transformando en algo insípido, al tiempo que descubrí el alma de las home computers: personalidad, belleza, espíritu, racionalidad, creatividad e ingenio. Algo que una PC nunca tuvo ni tendrá.

En 2004, sin embargo, a través de un amigo conocí un sistema operativo que volvió a generar en mí ese interés por la PC que había perdido: GNU/Linux. Y de la mano de Linux, el mundo del software libre. En principio, mi fanatismo por los sistemas operativos hizo que la variedad de distribuciones disponibles se transforme en una sala de juegos. Pero, con el tiempo, la filosofía del sofware libre y su potencialidad como herramienta me llevó a involucrarme en diversos proyectos de alcance global, como la red social diaspora*.

2006/presente: Foro de Retrocomputación y crecimiento de la colección

El 16 de agosto de 2006 es una fecha que quedará marcada a fuego en la historia. Meses antes, y de una forma muy modesta, había publicado en Internet la primera versión de este sitio (Home Computer). Fue entonces cuando Jorge Castillo (pastbytes), un amigo de Puerto Madryn, vio mi web y le llamó la atención que estuviera en Trelew. Jorge, que había empezado a coleccionar en el año 2000, no conocía a nadie de la zona que estuviera interesado en la retrocomputación y decidió contactarme. Al mismo tiempo, por e-mail había conocido a Pablo Roldán (the_woz) que resultó ser vecino y fanático de la Commodore 64. Luego de una reunión en Trelew, decidimos la creación de un foro de retrocomputación con la intención de conectar con otros usuarios y coleccionistas.

Así, el miércoles 16 de agosto de 2006 a las 17:38 posteamos el primer mensaje, sin saber el crecimiento que tendría. Apenas un año después, el foro ya tenía miles de mensajes y en poco tiempo se convirtió en la mayor comunidad de habla hispana de coleccionistas y usuarios de microcomputadoras. También se volvió internacional: además de Argentina, se sumaron usuarios de todo el mundo. Hoy en día, el foro es un sitio de referencia en el ambiente de la retrocomputación, y en sus más de 100.000 mensajes hay historias riquísimas de cómo comenzó y creció el furor por las computadoras hogareñas. Esta humilde web es también un homenaje al foro y la magnitud de su importancia.

En los últimos diez años, con paciencia, fortuna y buen criterio, mi colección ha ido en aumento. Con algunas excepciones que entran casi en el terreno de los «imposibles», puedo decir que prácticamente tengo todo lo que siempre quise tener, incluso computadoras con las que apenas soñaba cuando era chico: Amiga 1200, Amiga 500, Commodore 128D, Atari 130XE, Atari 520 y 1040ST, SVI-738 X’press, MSX2, CZ Spectrum plus o Sinclair ZX Spectrum +2A, a las que se han sumado bellezas como la iMac G4 o la Mac mini.

Más recientemente, incorporé 7 consolas de juegos clásicas a la colección: Sega Mega Drive II, Sega Dreamcast, Super Nintendo (SNES), Sony Playstation 1, Sony Playstation 2, Microsoft XBOX Classic y Microsoft XBOX 360 (edición especial).