Ghosts ‘N Goblins

Ghosts ‘N Goblins

En septiembre de 2020 se celebró el 35° aniversario de «Ghosts ‘N Goblins», el fabuloso arcade que puso a Capcom entre los grandes de la industria japonesa de videojuegos. El artífice de este juegazo fue Tokuro Fujiwara, que había iniciado su carrera en Konami, donde le tocó liderar el desarrollo de «Pooyan» y «Roc ‘n Rope», antes de dar el salto a Capcom en 1983. Ya en su nueva compañía, Tokuro firmó la creación de «Pirate Ship Higemaru» antes de dirigir el monumental «Ghosts ‘N Goblins».

Inspirándose en el bestiario medieval europeo, Fujiwara creó un tenebroso universo en el que el caballero Sir Arthur debía rescatar a su amada, la princesa Prin-Prin, de las garras de Astaroth, el rey de los infiernos. La estructura del juego obligaba al jugador a avanzar no solo horizontalmente, sino también en niveles con recorrido vertical, mientras sufría el incesante acoso de todo tipo de criaturas zombis, fantasmas, ogros, cíclopes, duendes y gárgolas, estas últimas con un comportamiento tan agresivo como errático.

Aunque comenzaba su odisea con una lanza, Sir Arthur podía conseguir otras armas (la daga, la bola de fuego, es escudo…) disparando a los enemigos que portaban vasijas. Cualquier ayuda era poca para enfrentarse a uno de los arcades más difíciles de todos los tiempos. Pero entonces Fujiwara incluyó un detalle tan cómico como genial: al recibir el primer impacto enemigo, la armadura de Sir Arthur se rompía en pedazos y dejaba a nuestro héroe en calzoncillos e indefenso ante otro ataque.

Una inolvidable melodía compuesto por Ayako Mori nos acompañaba mientras afrontábamos seis infernales niveles que incluían una desagradable sorpresa final: era necesario completar dos vueltas al juego para llegar hasta el auténtico duelo con Astaroth y poder así rescatar de una vez a la princesa Prin-Prin, un detalle por demás maquiavélico que Fujiwara no olvidaría repetir en la secuela de 1989, el no menos glorioso «Ghouls ‘N Ghosts».

El tremendo éxito del juego propició su adaptación a varias home computers y consolas de videojuegos. En Japón, desde luego, arrasó la conversión a Famicom, realizada por la propia Capcom. En Europa, mientras tanto, fue la compañía británica Elite la encargada de hacer los ports para las computadoras de 8 bits, y también del asombroso port para Commodore Amiga que era, literalmente, un clon del arcade.

Luego de la secuela de 1989, Tokuro Fujiwara se afianzó en Capcom y encadenó joyas del calibre de «Commando», «Bionic Commando» y «Tiger Road». Tras abandonar la compañía un tiempo, regresó para dirigir «Ultimate Ghosts ‘N Goblins» para PSP, la última aventura de Sir Arthur.

Fuente: Retro Hobby volumen 7

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