PECOS, una historia personal

La curiosidad comenzó a mediados de los años 80’s, precisamente en 1986, cursando la escuela secundaria Técnica en el nuevo edificio, que en ese entonces se llamaba «Instituto Técnico Nuestra Señora de Lourdes C-122», una escuela privada de subvención nacional. Miraba atentamente que subían las escaleras con unas cajas grandes y me preguntaba con intriga “¿qué será?”; se corría un rumor que iban a poner en funcionamiento una sala de computación. Efectivamente, en el primer piso del nuevo edificio escolar yacía la flamante sala, donde nadie entraba ni salía. Yo me asomaba mirando a través de una ventanita que tenía la puerta y podía alcanzar a ver unos “¿televisores pequeños?”, obviamente no sabía que eran monitores y unos teclados al frente de ellos.

¿Cuándo nos invitarán a conocerla?” me decía a mí mismo. Pasaron los días, hasta que un día fue convocado todo el curso a asistir a la esperada sala de computación. En la escuela, en esa época, estaba solo la carrera de Técnico Químico. «¿Para qué teníamos computación?» decían mis compañeros, y yo ansioso por sentarme frente a una computadora. A todo esto, ya estaba incursionando en el mundo informático con una CZ-1000 que me habían regalado, y a esperar que no usen el tele en casa para poder conectarla y estar horas tipeando programas de la revista K64. En ella veía maquinas más potentes y codiciadas, pero me conformaba con la mía. Mi familia no tenía la condición económica para acceder a lo que veía en las revistas.

La sorpresa

Al ingresar a la sala fui sorprendido por varias computadoras, creo que era once en total. Una al frente, que era la del profesor, y otras diez en dos filas de cinco enfrentadas al pizarrón, para el alumnado. Nos ubicamos y yo tuve la suerte de estar al frente de una máquina. En el curso éramos dos alumnos, en algunos casos tres, por compu. La miré detenidamente, en el monitor encendido se veía la pantalla verde con un menú y de la compu me llamó la atención el logo y la marca… “¿PECOS?”, nunca la había visto, yo solo acostumbrado a lo que veía en la revista K64 que un amigo las compraba y me las prestaba.

Mucho no me llamaba la atención, claro. Me decía, son computadoras para estudiar, no para jugar. Pero cuando empecé a indagar cómo se conformaba, me dije… ¡pucha! 128Kb de memoria RAM, disquetera de 5 ¼ para guardar los programas, y de forma rápida comparándola con la mía que tenía 2Kb de RAM y lidiaba con los cassettes de cinta. Desde entonces, a la compu de la escuela la empecé a mirar con «respeto», una forma de decir, que era algo potente para el estudio. Como computación no estaba como materia, nos daban clases de taller donde conocimos el lenguaje LOGO y comenzamos a hacer algunos programitas en BASIC. A mí me fascinaba, y era motivo de charla con un amigo que compartíamos vivencias con mi CZ-1000 y sus revistas K64.

PECOS Sistemas

En mis dos últimos años de la secundaria, con la dosis de computación de la escuela y mis horas de trasnoche con mi compu y la tele a mi disposición, se me fue metiendo la informática en la sangre. Luego de dos años de convivencia con el momento que más amaba de la secundaria (“estar en la sala de computación”), terminé la escuela. Quién sabe si volvería a ver a la PECOS.

El reencuentro

La situación económica que nos golpeaba familiarmente no era buena. Mi madre, sola trabajando, no podía sostener la crianza de mis tres hermanas más chicas, y yo queriendo estudiar una carrera universitaria. Había empezado a cursar Licenciatura en Química, pero decidí dejar por conseguir un trabajo a ayudar a mi vieja. Estaba complicado conseguir laburo, pero un día, a comienzos de 1988 (había egresado del secundario el año anterior), golpeó la puerta de mi casa un portero de la escuela pidiendo que vaya para la escuela, que el rector quería hablar conmigo. Fui al instante y era ¡para ofrecerme trabajo en la escuela! Cabe señalar que la escuela en la que estudié era pública de gestión privada confesional católica, y al haber egresado abanderado y con excelente notas fui invitado a formar parte de la planta permanente escolar.

Es así que el primero de marzo de ese año entré como maestro de taller pero comencé desempeñando funciones en la secretaría de la escuela y algunos talleres en los laboratorios de química. Al tiempito, mi viejo profesor Miguel Márquez, el cual era el profe que me había dado los talleres de computación con la PECOS, le pide al rector que fuera a trabajar con él a la sala de computación, ¡yo contentísimo!. Aprendí mucho junto al viejo profe, que ahora se había convertido en mi compañero, a conocer a fondo la PECOS. Juntos hicimos en BASIC el sistema de liquidación de sueldos de la escuela, el sistema para cobrar las cuotas escolares, la generación del listado de los cursos, inscripciones y muchas cosas más. Luego, el profe se fue de licencia durante un año y yo estuve a cargo de la sala dando clases de LOGO a los chicos de primer y segundo año, y BASIC a los del tercer Ciclo Básico en esa época.

Disquetera PECOS de 5,25″

La PECOS estuvo al frente de la administración escolar durante varios años. Ya empezaban a entrar las PC’s a la escuela, y en el año 1993 se creaba la carrera de Técnico en Informática. Paralelamente, algunos sistemas se seguían usando en la PECOS pero ya no estaban al frente de los alumnos. En ese entonces, por cuestiones de la vida, dejé el trabajo en la escuela por un tiempo prolongado.

El rescate

Al regresar a la escuela, en el año 2004, todo estaba cambiado. Ya las computadoras eran más modernas. En el año 2007 vamos al depósito de hardware de la escuela con mi compañero de trabajo y me pregunto «¿dónde estará esa PECOS que marcó mi vida?«. Mi compañero Gabriel Martínez me dice: “hicieron limpieza, tiraron un montón de cosas… ahí en esa caja quedó una de las PECOS, creo que es la Nº 1«. ¡¡Siiiii!!” exclamo yo, “es la que usamos hasta las últimas instancias, la administrativa, ¡la que usaba el profesor!”. Había quedado guardada ahí desde 1999 hasta 2007. “Gabi, antes que la tiren me la llevo y la guardo ¿te parece?”. “Si, llevala”, dice mi compañero. Con la limpieza tiraron todo el software de la PECOS que usábamos en disquetes. No lo podía creer.

La llevé a casa y la guardé varios años, desde el 2007 hasta el 2020, bien embalada, en un galponcito.

Pandemia nostálgica

A muchos nos pasó. Durante la pandemia de coronavirus, el estar encerrado en casa me empezó a dar vueltas en la cabeza recuerdos de la niñez, el rescatar momentos lindos que nos marcaron en nuestras vidas. Sin saber si habrá sido el miedo que uno padecía por lo que estábamos viviendo, se me ocurrió ir al galponcito a ordenarlo un poco. Y ahí la vi de nuevo, ella me estaba diciendo «volveme a la vida«. Uno ya deliraba, imaginaba cualquier cosa. Me dije, la saco de esa vieja caja y veo qué puedo hacer para volver a verla encendida.

La PECOS por dentro

Ese viejo monitor de fosforo verde no tenía fuente de alimentación, ¿qué trafo tenía? ¡No tengo el cable de conexión de video de la PECOS!, ¿por dónde empiezo? El monitor lo pude desarmar y descubrir que estaba alimentado con un trafo de corriente alterna de unos 20V, ya que el circuito rectificador estaba en el interior del monitor. Conseguí un trafo de ese valor y encendió.

Luego, en un grupo de Facebook pedí ayuda acerca de cómo era el pin out de video de la PECOS, pero nadie la conocía. No tuve respuesta, así que me animé a destaparla y ver un poco el circuito. Ubiqué la masa o tierra, me faltaba tomar una señal de algunos de los pines de ese DIN que tenía a la salida la compu. Pude localizar la luminancia, la conecté al monitor y por primera vez en muchos años volví a ver la pantalla de la PECOS esperando que elija alguna opción para continuar su arranque. No tenía software para verla funcionar como la conocía, solo podía tipear una opción que me mandaba a un BASIC en ROM que era igual al de la norma MSX.

En busca del software

Tenía su cuerpo. Digamos que respiraba, latía su corazón. Pero ella había nacido con alma, con algo que usó para cautivarme de chico, que se conectó conmigo y marcó mi destino. No sé, pero tenía que regresar a ser lo que fue en su momento, sobre todo por su historia.

Sistema PECOS completo y funcionando

La inquietud de verla viva nuevamente me llevó a conocer grandes personas que ahora forman parte de mi vida, como amigos que son difíciles de encontrar. Primero, Ernesto Uriburu, un amante de las computadoras Sinclair, a quien por esas cosas de la vida lo conocí a través de las redes sociales y él se sumó a mi inquietud de lograr el objetivo. Ernesto me comentó de un muchacho que andaba interesado en el tema de la PECOS y me puso en contacto con Nicolás Wolovick, que inmediatamente fue contagiado por mi entusiasmo y, a la par mío, fuimos en busca de ese bendito software que pudiera funcionar en la PECOS.

Nicolás se encargó de rastrear los orígenes de la PECOS en busca de las personas que estuvieron en su desarrollo. Paralelamente, me puse en contacto con Sergio Rondán, un muchacho de la revista REPLAY que me pasó el dato de Roberto Etchenique, quien estuvo en la época de desarrollo de la PECOS y tenía en su poder el software para su funcionamiento. Me puse en contacto con Roberto, pero él no estaba asistiendo a su lugar de trabajo en la UBA, donde tiene su material, y por lo tanto no podía hacerme de una copia del soft para probar. El tiempo pasaba y no tenía todavía el software para la PECOS.

Una luz de esperanza

La computadora PECOS 128 fue creada para dar clases de computación en las escuelas secundarias, de ahí su nombre Programa Educativo para COlegios Secundarios. La máquina corre el sistema operativo CP/M, basado en el microprocesador Zilog Z80, que era booteado desde floppy disk de 5 ¼ y tiene un conjunto de utilidades y programas para fines educativos.

Un día, Nicolás me pone en contacto con Gustavo del Dago (Gus), interesado también en la PECOS. Gustavo había rescatado un viejo diskette que estaba en poder de Viviana Rubinstein, quien fuera una de las personas integrantes de la parte pedagógica del proyecto PECOS.

Menú de inicio de la PECOS

El disco, con los años que tenía encima, estaba muy deteriorado. Gustavo había empezado a encarar el desarrollo de un emulador, dentro de MAME, de la PECOS, y pudo reconstruir parcialmente la imagen de ese disco para ver si lo podía hacer funcionar en mi computadora.

Luego de varias pruebas en la generación del disco, en base a las imágenes en diferentes formatos que me iba pasando Gus para probar, nos dimos cuenta que no funcionaba, ya que el disco que él había recuperado estaba basado en la ROM 2.0 de la PECOS, que era una versión más vieja a la que yo tenía, la ROM 4.0. Así, la ilusión de que la máquina bootee se estaba desvaneciendo.

Hablando con Nicolás, se nos ocurrió la idea de probar de hacerle un downgrade a mi PECOS, es decir, cambiarle la ROM de la versión 4.0 a la 2.0. La ROM 2.0, que anteriormente Nicolás la tenía preservada de una PECOS que andaba dando vueltas por otro lado, perteneció al Colegio Cassafousth de Córdoba Capital y está en poder de Valentín Basel. En algún momento, Nico le pudo hacer una copia. Cruzamos los dedos. Nico me mandó una ROM 2.0, desarmé la máquina, cambié la ROM, esperando que funcione de una y no haya cambios en el hardware que afecten su funcionamiento. La máquina arrancó con la ROM 2.0 de una.

Sistema AUTOR para PECOS

Era momento de probar la imagen de disco reconstruida por Gus para ver si booteaba de una vez por todas. Y así fue que, por primera vez en muchos años, la PECOS booteaba un CP/M. Salió andando, pero solo teníamos el CP/M, y algún que otro utilitario rescatado de ese viejo diskette pero que no correspondía a su ultima ROM, la 4.0, con la cual vi por última vez funcionar a la PECOS. No conforme con esto, todavía había una luz de esperanza de conseguir el software que había venido en su momento con la máquina.

Pero, ¿qué pasaría si no conseguía su software original? Empecé a trabajar en ponerla en marcha con lo que habíamos podido hacer andar, o sea el soft basado en la vieja ROM 2.0. Comentando este proyecto en otro grupo conocí a un commodoriano de ley: Jorge Castillo, más conocido como Pastbytes, quien con sus conocimientos en programación me había dicho que siempre quiso hacer algo en CP/M. Entonces, puso en marcha crear un programa para formatear diskettes basado en la ROM 2.0. Le llevó tiempo poder descubrir la geometría del disco para lograr hacer un programa acorde y que funcionara. Luego de varios intentos, y gracias a su predisposición, pude obtener un “format.com” que pudiera dar formato a diskettes con la PECOS.

Llegando a la meta

Pasó casi un año desde la primera vez que me había puesto en contacto con Roberto. Poco a poco volvíamos a la normalidad, las Universidades también volvían a la presencialidad, y Roberto Etchenique volvía a asistir a su laboratorio en la UBA donde se encontraba el soft para la PECOS que yo usé. Entonces, Roberto me da la sorpresa de que iba a hacer una copia del disco de distribución que venía con la PECOS, y así mandármelo por correo para, de una vez por todas, lograr el objetivo de ver a aquella máquina encender como la vi la última vez, hace más de 30 años atrás.

Roberto despachó el sobre con el diskette mientras yo rogaba que el correo lo trate correctamente y llegue en buen estado. Así fue que, luego de unos días, ya lo tenía en mi poder. Volví a destapar la PECOS, coloqué nuevamente su ROM original (la 4.0), inserté el diskette en el floppy, encendí la máquina, pulsé “Cargar desde disco” y ahí estaba: la PECOS booteó el CP/M para el que fue hecho.

Directorio de disco en PECOS

Me sentí relajado, mi cuerpo se cansó de golpe, como que se completó algo en mi vida que estaba pendiente. Aquello que me propuse llegó a su fin, pero para un nuevo comienzo. Ahora puedo mostrar la máquina funcionando a mis alumnos, sé que a lo mejor no tengan el interés, pero en alguno despertará la curiosidad como yo la tuve de pibe. Quizá me vea a mí mismo o sea una ilusión, sé que esto es solo material, que simplemente es una computadora, pero detrás hay una historia, una vida, un camino, un reencuentro con momentos vividos y valores obtenidos, una siembra y cosecha de nuevos amigos que me permitió conocer y que estarán de aquí en adelante, horas y sueños perdidos. En fin, un ejemplo de lo que se puede lograr cuando uno se propone algo, sorteando obstáculos y apoyándose en las buenas personas.

Gracias a todos por el apoyo, la ayuda, el incentivo y, sobre todo, por entrar en mi corazón.

Autor:
Roberto Adrián Mandracchia
lu4fbu@gmail.com

PECOS, una historia personal

13 pensamiento sobre “PECOS, una historia personal

  1. José Antonio Vaca Bello

    Que historia tan interesante e inspiradora, felicitaciones por lograr volver a la vida esa hermosa maquina y gracias por compartir tus vivencias y el camino recorrido.

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    1. Roberto

      Muchisimas gracias José!!

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  2. Dario

    Hermosa historia, Roberto! Un verdadero trabajo de investigacion. Creo que lo emocionante es como a traves de este hobby uno va conociendo y conectandose con otras personas, y descubriendo historias que de otro modo, quedarian en el olvido.

    Un abrazo grande!

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    1. Roberto

      Gracias Dario por tus palabras!!
      Abrazo!!

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  3. Ezequiel

    Qué buena historia, realmente no sé cómo llegué a esta publicación, pero es un pedazo del alma de los que llegamos a los 50 años y vivimos con «suerte» la llegada de los 8 bits a casa!! Me llamó la atención el modelo, no lo conocía y me recuerda mucho a una Apple IIc que tengo por ahí!! Felicidades por el rescate. Un saludo enorme.

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    1. Roberto

      Gracias Ezequiel por el comentario!! Saludos!!

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  4. Marcelo

    ¡Muy buena nota Roberto! ¡Me sentí muy identificado! Me pasó algo similar pero con las TI-99 del taller de computación del Krause! La verdad que no conocía estas máquinas. Hermosa historia, ¡y lograste salvar una!

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  5. Roberto

    ¡Gracias Marcelo! Saludos.

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  6. Sabreman

    Una máquina preciosa, aunque un poco menos que la historia de su recuperación.
    Gracias por compartir tremendo trabajo.

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    1. Roberto

      ¡Gracias a vos por leerlo y hacer tan lindo comentario!

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  7. Italo Barbiero

    No puedo creer que busqué en Google acerca de esta computadora, esperando no encontrar nada en absoluto, y tu sitio apareció al toque, justo lo que buscaba. No fue la primer computadora que usé pero sí en la primera que empecé a hacer cosas en serio a mis 15 años.

    En el año 87 u 88 estaba haciendo un curso de COBOL en el Instituto Argentino de Informática, en San Miguel, y en la sala de computadoras había mayormente de estas PECOS, que al principio me parecían una porquería, te soy sincero, y algunas Epson IBM compatibles (las del monitor ámbar). Pero las aprendí a querer a las PECOS al ver que respondían a todo lo que les tiraba, y rapidito, jajaja!! Qué épocas!!

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  8. Roberto

    Hola Italo, gracias por el comentario. Esta máquina esta funcionando completa y con su software. La historia tuvo una continuación con un final feliz: la de haber encontrado el software que se creía que se había tirado.

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