Los grandes genios: Jay Miner

Jay Glenn Miner nació el 31 de mayo de 1932 en Prescott, Arizona (Estados Unidos). Sus padres se mudaron al sur de California cuando Jay era un niño, entrando años más tarde a la Universidad de San Diego. Sin embargo, en esa época la Guerra de Corea estaba en su apogeo, y Miner optó por unirse a la Guardia Costera, lo que eventualmente le llevó a estudiar electrónica (su gran pasión) en Groton, Connecticut. Allí conoció a Caroline Poplawski, la mujer que sería su esposa en 1952.

Una vez terminada la guerra volvió a California, donde se matriculó en la famosa Universidad de Berkeley. En 1958 se graduó de EECS (Electrical and Computer Engineering), y desde entonces tuvo como hobby la informática, además de su amada electrónica, que le daba de comer. Para ello estuvo trabajando en varias empresas (muchas de ellas recién creadas), en las que diseñaba diversos dispositivos electrónicos. A finales de los 70’s llegó a ser diseñador jefe de Synertech, una compañía que fabricaba chips para Atari.

En Atari estaban pasando por un mal momento. Sus sistemas «monojuego» ya no eran algo vendible, y buscaban un nuevo concepto para abrirse mercado. Decidieron apostar por el chip 6502 de MOS Technologies para su nueva consola, pero no eran capaces de terminar el diseño del procesador de audio y video. Como dato curioso, a este chip le llamaron «Stella», igual que la bicicleta de uno de los ingenieros del equipo.

Harold Lee (el codiseñador de Home Pong) le dijo a Al Alcorn (el ingeniero jefe de Atari) que sólo conocía a una persona capaz de realizar tal diseño: Jay Miner. Le costó convencer a Synertech, pero a cambio del trabajo de Miner, les prometió que pagarían su salario y la producción exclusiva de los chips de la nueva consola de Atari, algo que les pondría la fábrica al 100% de trabajo.

Jay demostró pronto su valía con soluciones ingeniosas. Mitchy, una perrita que lo acompañaba pacientemente en su despacho hasta altas horas de la noche, provocó que algunos empleados se quejaran de que Jay fuese el único capaz de llevar su mascota al trabajo, a lo que Alcorn les contestaba: «trabaja tan bien como Miner, búscate un perro decente y ya hablaremos».

Finalmente, el trabajo de Miner y su equipo vio la luz en octubre de 1977 con el nombre de Atari Video Computer System, aunque la consola es más conocida por el que tuvo más tarde: Atari 2600. El ingenioso diseño de Jay hizo posible que los programadores explotaran al máximo la consola con el tiempo, apareciendo algunos juegos que parecían imposibles en un principio.

El siguiente proyecto de Jay fue diseñar la primera computadora de Atari en una época en la que la informática doméstica empezaba a despertar. El desarrollo se dividió en dos con un prototipo conocido internamente como Candy (el modelo de gama baja) y otro llamado Colleen (con más prestaciones) que fueron finalmente bautizados como Atari 400 y Atari 800 cuando se anunciaron a finales de 1978.

El equipo de Miner (que se hacía llamar a sí mismo Cyan Engineering) solventó la carencia de RAM de las computadoras con unos chips para tareas específicas. El que se encargaba de la señal de video era una evolución del que estaba en la Atari 2600, y el procesador de sonido (conocido como POKEY) también se encargaba de leer el teclado y de otro tipo de comunicaciones de entrada y salida. El resultado fueron unas máquinas que superaban en algunos aspectos a sus competidoras del momento, como la Apple II o la Tandy TRS-80.

Viendo el éxito de estas computadoras, desde la cúpula de Atari le encargaron a Jay la tarea de diseñar nuevas máquinas. El problema es que Miner estaba realmente interesado en utilizar el Motorola 68000 (un nuevo y potente chip), pero desde Atari insistieron en que se siguiera utilizando el MOS 6502. Estos hechos, junto con los cambios que se estaban produciendo en Atari desde que Nolan Bushnell vendiese la compañía a Warner Communications en 1978, hicieron que Jay Miner la abandonara totalmente desilusionado con su proyecto, y se fuese a trabajar a principios de 1982 a Zimast, una empresa que se dedicaba a fabricar chips para marcapasos.

Hi-Toro

Sin embargo, el destino hizo que Larry Kaplan llamara a Jay unos meses después. Larry era uno de los mejores programadores para Atari 2600, que al igual que algunos de sus compañeros se fue de Atari para formar la primera third-party de la historia: Activision. En esta crucial conversación telefónica, Kaplan comentó a Miner que había recibido una oferta de varios inversores para formar una compañía que crease la máquina de juegos definitiva, y Larry sabía que Miner tenía la visión necesaria para diseñarla.

De esta manera, y con la ayuda de David Morse, fundaron una empresa llamada Hi-Toro, un nombre que eligieron por sonar moderno y tejano a la vez. Sin embargo, las cosas no comenzaron con demasiado buen pie, ya que al poco tiempo Larry decidió dejar la compañía, lo que hizo que Jay tuviese que encargarse de supervisar todo el proyecto. En este momento, Miner tenía dos cosas bien claras: que la máquina usaría un Motorola 68000, y que no solo sería una consola de juegos, sino que tendría la posibilidad de convertirse en una computadora.

Aunque esta última decisión no se la comunicó a los inversores, resultó ser crucial, ya que poco después se produjo una gran crisis en el mercado de los videojuegos, sobre todo debido a las malas decisiones de Atari. Cuando en Hi-Toro veían todo perdido, Miner les comunicó que la máquina tenía futuro, ya que las computadoras se estaban poniendo de moda.

Amiga Inc.

Ahora que todo parecía ir sobre ruedas, el único problema residía en el nombre de la compañía, ya que una empresa japonesa se llamaba también Hi-Toro. Se propuso el nombre de Amiga, precisamente por su acepción del castellano, ya que quería algo que sonara sexy y cercano al mismo tiempo. Jay no estaba demasiado convencido con esta elección, pero después de que nadie sugiriese nada mejor, la propuesta fue elegida.

En los primeros días de la compañía se empezó a contratar a ingenieros con un ritmo imparable, algo que por una parte era necesario, pero que también empezó a ser una fuente de gastos casi incontrolable. Con el doble fin de generar algunos ingresos, y de engañar a la competencia (nadie sabía lo que estaban diseñando en realidad), decidieron crear algunos juegos y accesorios para la Atari 2600.

Ya que Jay Miner no era un especialista en software, contrató a Bob Pariseau (un experto en mainframes) para que creara el Sistema Operativo de la Amiga. Éste, a su vez, se rodeó de cuatro ingenieros que han pasado a la historia: RJ Mical, Dale Luck, Dave Needle y Carl Sassenrath. Juntos fueron capaces de diseñar un sistema multitarea basado en un microkernel (años antes de que se inventase este término) con una interfaz gráfica de usuario bastante moderna para la época, y una API llamada Intuition diseñada por RJ Mical que era a la vez simple y potente.

Otra forma de proteger el desarrollo de la Amiga fue llamando a las distintas partes del sistema con nombres de mujer. Así, surgieron nombres como Denise, Agnes, Paula o Lorraine (el nombre en clave de la máquina), que hoy en día resultan tan familiares.

Después del verano de 1984, Jay Miner y su equipo trabajaron contrarreloj para terminar tanto el hardware como el software de la Amiga. Esta última parte fue la más compleja, debido a que una compañía estaba desarrollando una parte fundamental, y por diversos motivos pudo terminar a tiempo. Para la gestión de recursos, el manejo de discos y otro tipo de tareas vitales en el Sistema Operativo, se adaptó un proyecto universitario de Tim King, que terminó llamándose AmigaDOS, un sustituto muy inferior al proyecto que tenía en mente Carl Sassenrath en un principio.

Una decisión que resultó algo tensa fue acerca de la cantidad de memoria RAM. El propio Jay se jugó su puesto para que la computadora no contase de serie sólo con 256KB de RAM (exigía al menos 512KB) y aunque finalmente no consiguió exactamente su propósito, hizo lo posible para que fuese fácilmente ampliable mediante una expansión, y para que también estuviese disponible con más memoria por un precio superior.

Al final, Commodore presentó la Amiga 1000 por todo lo alto en julio de 1985. Como resultado de cierta ineptitud por parte de Commodore, sobre todo durante 1986, muchos empleados decidieron dejar la empresa. Jay Miner, sin embargo, decidió trabajar como consultor para Commodore, viendo como la compañía empezaba a dar los pasos correctos con productos como la Amiga 500 y la Amiga 2000, y siendo esta última bastante cercana a la idea de computadora que tenía en mente desde que dejó Atari. Después vinieron más modelos, aunque por problemas internos en la cúpula, Commodore comenzó una caída en picado, hasta que en 1994 se declaró en bancarrota.

El legado

Poco a poco fueron dejando de lado a los creadores originales de la plataforma, entre ellos a Jay Miner, que siempre sintió que Commodore no supo hacer evolucionar a la Amiga aprovechando los avances tecnológicos que se iban produciendo durante la vida de la computadora. A pesar de que amaba la informática, en sus últimos años de vida, y después de recibir un transplante de riñón de su hermana en 1990, se fue a trabajar a Ventritex, una empresa de biotecnología en Sunnyvale, California.

Desgraciadamente, Jay falleció el 20 de junio de 1994 después de que sus riñones no aguantaran más y provocasen un fallo en su corazón. Sin embargo, nos ha dejado su legado, y sus esfuerzos han servido para modelar la historia de los videojuegos y de la informática.

Autor: Manu (2009)
Adaptación del artículo original publicado en El Blog de Manu

3 pensamiento sobre “Los grandes genios: Jay Miner

  1. German Lorenz

    ¡Siempre me gustan estos artículos!
    Aunque conozca parte de esa historia, los vuelvo y vuelvo a leer.
    ¡Como si fuera el primer día! Logran atrapar la atención a los que llevamos la electrónica, la informática y las HC dentro!
    ¡Gracias!

    GL

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  2. homecomputer Autor del artículo

    Germán querido, gracias de verdad por pasarte por el sitio y por el comentario. 🙂

    La verdad que sí, la historia de estos grandes genios es apasionante. La gente tiene en la memoria a tipos como Steve Jobs o Bill Gates, pero genios con todas las letras como Chuck Peddle, Federico Faggin o el mismísimo Jay Miner es lindo recordarlos y tenerlos presente. Después de todo, una buena parte de lo que tenemos hoy (informáticamente hablando) se lo debemos a ellos.

    ¡Abrazo grande!

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  3. Mauro Rodriguez

    La paradoja acá es que la Amiga era la continuación directa de la Atari 800, y Jack Tramiel con su C64 y el team de ingenieros creó la Atari ST en un tiempo récord de 5 meses para combatir a la Amiga. Obvio que la Amiga tenía un chipset hecho a medida vs la Atari ST que no los tenía. Pero igual mérito al team de Commodore por hacer la Atari ST en tan poco tiempo vs los casi 4 años de la Amiga en desarollo. En definitiva, la Atari ST es la continuación de la C64 con sello Atari, y la Amiga es la continuación de la Atari 800 con sello Commodore.

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