Chaos Manor: Nintendo #1

En esta primera entrega de Chaos Manor Nintendo analizamos el Super EverDrive, un cartucho flashcard para cargar ROMs a través de una tarjeta SD; probamos el Maverick 2B, el joystick arcade definitivo para la SNES, y repasamos el Modo 7 y otras características notables que hicieron de la SNES una de las mejores consolas de la historia.

Super EverDrive

El Super EverDrive es un cartucho flashcard que permite la carga de ROMs desde una tarjeta SD, o bien desde una microSD con el correspondiente adaptador. En este caso analizaremos la versión china, un clon del Super EverDrive original de Krikzz. Esta versión clónica es más que interesante y una de las mejores opciones para SNES debido a su gran relación calidad/precio, ya que admite la carga de ROMs de hasta 48 MB y la posibilidad de jugar a títulos como Tales of Phantasy.

La calidad del material con el que está construído el cartucho es muy buena y sólida tanto a simple vista como al tacto, mejor incluso que los cartuchos clónicos para Mega Drive, que tienen un acabado con menor solidez. Eso sí, es importante mencionar que al principio al cartucho le cuesta un poco entrar en el slot de la SNES, y en ocasiones es necesario retirarlo y volver a insertarlo. Nada grave.

Super EverDrive no destaca por su rapidez pero sí por su confiabilidad. Comparado con el EverDrive de la Sega Mega Drive, este clónico chino para SNES es más lento a la hora de borrar la memoria flash previa y cargar la nueva ROM. Tarda lo suyo y lo hace a su ritmo, así que es necesario tener un poco de paciencia (algo que, a los que venimos de los 8 bits, precisamente nos sobra, jajaja).

Su uso es muy sencillo. Basta con copiar las ROMs en la tarjeta SD y ya, aunque lo mejor es crear una o varias carpetas para que sea más fácil luego seleccionarlas desde el menú. Algo a tener en cuenta, es que en este cartucho flashcard no funcionan los juegos con FX y chips especiales. Aún así, todo lo que puede correr es más que suficiente para disfrutar de casi todo el catálogo de juegos de la SNES, lo que a nivel de compatibilidad hace que sea muy aprovechable.

Una de las mejores cosas del Super EverDrive es que no hay que estar preocupándose por guardar las partidas. El cartucho las guarda automáticamente, no como en otros cartuchos que hay que grabar manualmente. En resumen, un cartucho flashcard notable, muy funcional, excelente por precio y prestaciones, aunque al tratarse de un clon hay características ausentes, como soporte, upgrades o la capacidad de transferir partidas a juegos originales.

QuickShot Maverick 2B

Demás está decir que la calidad de los joysticks originales de la SNES es indiscutible. Sin embargo, a la hora de enfrentarnos a los juegos arcade se extraña un poco la falta de la clásica palanca y la posibilidad de jugar con el joystick «anclado» sobre la mesa. QuickShot lo sabía, y para eso lanzó en 1992 el Maverick 2B, el joystick arcade definitivo para la SNES.

Con un diseño muy similar a modelos anteriores para otras plataformas, como el Maverick 1 y el Maverick 2, el 2B destaca por su color gris suave, muy a tono con la carcasa de la SNES americana. Aunque mi SNES es la original japonesa, se puede decir que hacen una buena dupla también. Al momento de su lanzamiento, QuickShot llevaba vendidos más de 35 millones de joysticks en todo el mundo.

El QuickShot QS-190 Maverick 2B trae un generoso cable de 2,5 metros, cuatro ventosas para adherir el joystick a la mesa o escritorio, 6 botones de disparo, botones «Select» y «Start», y la palanca arcade en reemplazo de la cruceta (el famoso pad direccional presente en los joysticks originales de la SNES). Pero además, el Maverick 2B agrega un botón de Turbo Fire y un botón de Slow Motion para utilizar en aquellos juegos que lo permitan.

La experiencia de uso es formidable. Ya sea sentados o de pie, con la altura correcta y una posición cómoda, la mejoría en los juegos de acción se hace notar casi en forma instantánea. La palanca arcade nos permite movernos más rápido y los botones de disparo aniquilar enemigos con mayor velocidad. Si aún no lo probaste, es una buena idea tratar de conseguir uno. El Maverick 2B que tengo en mi colección llegó hace unos días y se trata de un New Old Stock, fabricado hace casi 20 años y abierto recién ahora.

Modo 7 y otras maravillas de la SNES

La SNES es, tal vez, el mejor producto de Nintendo y una de las mejores consolas de videojuegos de la historia. El éxito comercial de la NES/Famicom fue tan grande que llevó a Nintendo a tener el monopolio del ocio interactivo para el mercado doméstico. Cuando la NES, ya avejentada, estaba perdiendo terreno frente a nuevos sistemas como la PC Engine de NEC o la Mega Drive de Sega, lanzadas en 1987 y 1988 respectivamente, Nintendo anunció en forma oficial su consola de 16 bits.

Las especificaciones de hardware de la SNES dejaron sin habla a más de uno. Utiliza un procesador WDC 65C816 de 16 bits que corre a 3,6 MHz. El 65C816 fue un competidor y posible sucesor del MOS 6502, y se utilizó en máquinas como la Apple IIgs. Comparado con el hardware de sus competidoras de la época, la SNES permitió grandes experiencias, tanto para los jugadores como para los desarrolladores. Gracias a un diseño orientado y optimizado para jugar, con la SNES era posible hacer scrolling y parallaxing sin tener que optimizar cada byte. Mucho más complejo y a su vez más flexible, Nintendo estuvo sin dudas a la altura del hype que había generado.

El Modo 7 fue sin dudas una de las cosas que más llamaron la atención. Se trata de un modo gráfico que permite escalar y rotar suavemente una capa del fondo. Fue muy bien utilizado en juegos como F-Zero, Super Mario Kart, Super Castlevania IV o Pilotwings. Era un truco visual impresionante para la época, aunque su efectividad estaba restringida a ciertos géneros. De alguna manera, el Modo 7 acaparó los titulares, pero tenía un uso limitado de acuerdo al tipo de juego que se quería programar.

Otras características de la SNES fueron tanto o más sorprendentes que el Modo 7. El parallaxing multi-capa y el fundido de color lograron fondos más ricos y sprites más grandes, que dieron lugar a personajes obviamente más grandes y coloridos. La habilidad de escalar y rotar era tan nueva y atractiva que parecía una obligación que todos los juegos la usaran, pero debido a las limitaciones que tenía, el uso de otros modos con trucos añadían más capas de movimiento de las que el hardware realmente soportaba. Una ilusión muy bien lograda.

Si bien la SNES fue innovadora, Sega no se quedó atrás y gracias a un sabio marketing y a un temprano lanzamiento se aseguró el primer puesto en los mercados americano y europeo, lo que llevó a la primera guerra real de consolas en la industria: SNES vs. Mega Drive. Cada una tenía su encanto y un mismo juego era diferente dependiendo de la consola que tuvieras. Naturalmente, la consola de Nintendo fue comparada directamente con el hardware de Sega, resaltando las fortalezas y las debilidades de cada una.

La Sega Mega Drive tenía un procesador más rápido, una mayor resolución de pantalla y un chip sintetizador de sonido. La SNES tenía modos gráficos más complejos, un mayor rango de colores, señal de video más limpia y reproducía samples de audio. Mucho se habló de la lenta CPU de la SNES, un sacrificio que Nintendo hizo para asegurar menores costos de producción, pero los desarrolladores estaban acostumbrados a lidiar con los recursos limitados de la NES y la Game Boy, por lo que tenían siempre todo optimizado.

En aquella época, los sistemas con hardware especializado en sprites orientados al videojuego, como la SNES, tranquilamente podían eclipsar lo que se podía hacer con una PC estándar. La limitación de la CPU se superó con programación inteligente. Tanto, que cuando Nintendo se centró en la N64, la SNES, su sistema de 16 bits, no solo era el hogar de algunos de los mejores juegos de su generación, sino posiblemente de todos los tiempos.

El diseño elegante de la SNES

Nota: el título de esta sección brinda homenaje a «Chaos Manor», la genial columna que durante años escribió Jerry Pournelle para la versión impresa de la revista Byte en la que describía sus experiencias (buenas y malas) con diversos productos informáticos de hardware y software. La foto que acompañaba su clásica columna mostraba a Jerry en medio de cajas y cajas de productos dispersos por toda la casa, convertida en una verdadera «Mansión del caos». Esa descripción tranquilamente puede aplicarse a mi habitación. 🙂

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